La quinta generación de telefonía móvil está llamada a ser la espina dorsal de la economía y la sociedad europeas en la próxima década.
La dependencia que se prevé de la red de 5G en servicios cruciales –como salud, defensa, transporte o finanzas— ha puesto en guardia a la Unión Europea, que teme que la seguridad del continente se vea amenazada si deja su despliegue en manos de empresas chinas, como Huawei.
Por ello, Bruselas impulsa la creación de una lista negra de proveedores de productos o servicios que supongan riesgos que se está encargando de identificar un grupo de coordinación de ciberseguridad, según fuentes comunitarias.