Se trata de asegurar el capital acumulado y no correr el riesgo de obtener pérdidas en la recta final previa a la jubilación
Los expertos recomiendan que los inversores más jóvenes suscriban un plan de pensiones en el que predomine la renta variable, normalmente más rentable en el largo plazo, e ir reduciendo el riesgo a medida que se va acercando el momento de la jubilación hasta invertir únicamente en renta fija a corto plazo y activos del mercado monetario.
Se trata de asegurar el capital acumulado y no correr el riesgo de obtener pérdidas en la recta final previa a la jubilación.
Esa es la teoría. El problema es que, desde hace tiempo, los tipos de interés han estado en mínimos históricos y los planes de pensiones más conservadores, los de renta fija a corto plazo, han tenido que invertir en activos muchas veces con rendimientos negativos que se agravaban aún más con las comisiones aplicadas por las gestoras.
Aunque si falta poco para la jubilación lo más recomendable es un plan conservador, estos probablemente seguirán ofreciendo rentabilidades negativas en el corto plazo.
Un resultado adverso, que aumenta la pérdida de poder adquisitivo provocada por la elevada inflación, cercana al 10%.