El afectado notó los primeros síntomas durante su jornada laboral y acudió al hospital al terminar el trabajo. Pese a que el empleado fumaba tres cajetillas diarias de tabaco, el Supremo entiende que «como no tiene antecedentes médicos de este tipo, el estrés del trabajo puede ser desencadenante o coadyuvante del fatal episodio».
La sentencia, de 25 de abril de 2018, apunta que el trabajador «murió como consecuencia de un desgarro en una zona debilitada de la pared aórtica, cuyo principal factor de riesgo es la hipertensión, por lo que no cabe descartar que la elevación de la presión arterial a causa del estrés inherente a la ejecución de su actividad laboral como vigilante de seguridad actuase como factor desencadenante o coadyuvante en la producción del suceso lesivo».