En un giro inesperado, la transición hacia la facturación electrónica sufre un nuevo revés.
La obligación de adoptar este sistema, prevista para los próximos años, se retrasará ahora hasta mediados de 2025. A pesar de las expectativas iniciales, la tramitación del proyecto de Real Decreto (RD) encargado de desarrollar el reglamento de la facturación electrónica ha sufrido demoras.
Las fuentes cercanas al proceso han informado de que aún no ha alcanzado la revisión del Consejo de Estado.
Este retraso tiene un impacto directo en las compañías. Según el texto en cuestión, una vez se apruebe el reglamento de la facturación electrónica, aquellas empresas y profesionales con facturación superior a los 8 millones anuales deberán digitalizar sus facturas en un plazo de un año. Por otro lado, aquellos que facturen una cifra menor tendrán un margen de dos años para hacer la transición.
Facturación electrónica: ¿Por qué es crucial anticiparse al cambio?
A pesar de este aplazamiento, los expertos en el sector hacen un llamado a la acción. Consideran esencial que las empresas no esperen hasta la fecha límite y comiencen a familiarizarse con el sistema de facturación electrónica cuanto antes.
La anticipación no solo permitirá una adaptación más suave y efectiva, sino que también garantizará que las empresas estén plenamente preparadas cuando finalmente se implemente el reglamento.