A pesar de los crecientes esfuerzos a nivel global para adoptar la energía verde y fomentar la movilidad sostenible, España parece estar quedándose rezagada. Actualmente, nuestro país se ubica a la cola de Europa en lo que respecta a la adopción del vehículo eléctrico y el estado de su infraestructura de recarga.
España, a la zaga en la revolución del vehículo eléctrico
Según el último Barómetro de la Electromovilidad publicado por Anfac, los datos son preocupantes. A cierre del primer trimestre de este año, existen 6.475 puntos de recarga de acceso público que no están en funcionamiento. Esto representa casi un cuarto de la totalidad de puntos de recarga instalados en España.
Estos puntos de recarga se encuentran fuera de servicio debido a una serie de problemas. Algunos se encuentran en mal estado, otros están averiados y un porcentaje significativo simplemente no se ha podido conectar a la red de distribución eléctrica. Este estado de cosas plantea un serio obstáculo para la adopción de vehículos elécticos, ya que la falta de una red de recarga fiable y accesible es una preocupación importante para los posibles compradores.
La electromovilidad en España enfrenta, pues, un desafío importante. No sólo se trata de fomentar la adquisición de vehículos eléctricos por parte de los consumidores, sino de garantizar que la infraestructura necesaria para su funcionamiento sea eficiente y confiable.
España tiene un largo camino por recorrer en este sentido, y requiere un esfuerzo colectivo que involucre a las autoridades, las empresas de la industria automotriz y energética, así como a los propios ciudadanos. Sólo así podremos cerrar la brecha que nos separa de otros países europeos en la adopción de la movilidad sostenible y contribuir eficazmente a la lucha contra el cambio climático.