El crecimiento patrimonial de los fondos de pensiones únicamente queda condicionado al avance de la rentabilidad que los gestores puedan proporcionar, y que en los últimos ejercicios no ha sido muy generoso, con la excepción de un buen número de fondos invertidos en renta variable.
El modelo de pensión complementaria da señales de agotamiento. El tratamiento como renta del trabajo del dinero invertido y su rentabilidad son un desincentivo para los partícipes de fondos. En 2017, por ejemplo, las aportaciones ascendieron a 4.898 millones de euros, mientras que las retiradas de fondos de una sola vez o de forma vitalicia llegaron a los 4.970 millones, según los cálculos adelantados tras la campaña de 2017 por la asociación (Inverco).